Inicio > Artículo: «El gran reto de la preparación para la reutilización»
Inicio > Artículo: «El gran reto de la preparación para la reutilización»
A lo largo de los últimos años, en el marco del nuevo paradigma de la Economía Circular que se ha adoptado a nivel de toda Europa, ha adquirido una importancia creciente la reutilización de los aparatos eléctricos y electrónicos al final de su ciclo de vida útil. Este concepto se encuadra en la normativa enfocada a la prevención y reducción de la generación de residuos, y contempla todos aquellos procesos orientados a la comprobación, limpieza o reparación, mediante las que se puede lograr que los residuos puedan reutilizarse sin necesidad de ninguna otra transformación.
La Directiva 2012/19/UE pone énfasis en la preparación para la reutilización como un elemento clave para la prevención de la generación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), concediéndole una posición de privilegio en la jerarquía de residuos, y como una medida estratégica para el impulso de la producción y el consumo sostenibles.
A tal fin, prioriza la promoción de las técnicas de tratamiento que incluyen la preparación para la reutilización, considerándola asimismo una de las principales fuentes de creación de empleo verde a nivel continental. Las estimaciones apuntan a que el reciclaje de 1.000 toneladas de RAEE conlleva la creación de 15 puestos de trabajo, cifra que se eleva hasta los 200 empleos si estos residuos se preparan para su reutilización.
En Europa se han llevado a cabo amplias experiencias de preparación para la reutilización de los aparatos eléctricos y electrónicos, principalmente en cuanto a los grandes aparatos electrodomésticos y a los equipos de informática y telecomunicaciones. Como resultado, se han logrado importantes avances con la publicación de guías y códigos de buenas prácticas como las desarrolladas por la Public Waste Agency of Flanders (OVAM) en Bélgica, el WAB Reuse Task Group en Reino Unido, o WRAP en Reino Unido y Gales. No obstante, las estimaciones de los organismos competentes a nivel de la Unión Europea apuntan a que alrededor del 25% de los aparatos que desechamos podrían reutilizarse, por lo que existe un amplio margen de mejora.
En el caso de España, el sector de los residuos es el que acoge el mayor número de empleos verdes, con un 27% sobre el total, y las estimaciones del Programa Empleaverde 2007‐2013 indican que solo el ámbito de la preparación para la reutilización de RAEE dispone de un potencial de creación de más de 4.700 puestos de trabajo directos. En sintonía con esta situación, España ha sido uno de los países que ha apostado de forma decidida por la reutilización de los aparatos, convirtiéndose en el primer país en establecer unos objetivos específicos al respecto con la aprobación del Real Decreto 110/2015.
El Real Decreto 110/2015 sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos plantea la necesidad de ampliar el periodo de utilización de los aparatos, situando al reciclaje como la penúltima opción, y solo en el supuesto de que los aparatos hayan sufrido daños irreparables y no sea posible reintroducirlos en el mercado. Incide también en que al inicio del proceso de reutilización, que se sitúa en el momento de la recogida, deben asegurarse las condiciones para la preparación de la reutilización, evitando para ello las roturas, el exceso de apilamiento, la emisión de sustancias, la pérdida de materiales y el vertido de aceites y líquidos.
Con la nueva legislación, a partir de 2017 se establece que los productores de aparatos eléctricos y electrónicos deberán conseguir un objetivo mínimo de preparación para la reutilización respecto los aparatos recogidos de, un 2% en los aparatos clasificados como resto con dimensiones superiores a 50 cm tanto profesionales como domésticos (clasificados como fracción 4) y un 3% de los aparatos de informática y telecomunicaciones de uso doméstico (clasificados como fracción 6).
Uno de los elementos fundamentales para la consecución de estas metas reside en el ecodiseño. Cabe destacar que los productores de aparatos vienen realizando desde hace años un importante esfuerzo en adoptar un enfoque preventivo, eliminando determinadas sustancias en sus procesos de fabricación, a la vez que han fomentado el diseño de productos para facilitar su desmontaje, tanto en relación a la preparación para la reutilización, como a su reciclaje cuando esta no resulta posible, adelantándose en muchas ocasiones al desarrollo normativo al respecto.
No obstante, la situación en España tiene todavía ante sí un largo camino por recorrer. Aunque des de la publicación del Real Decreto se ha ido ampliando la escasa red de centros autorizados para la preparación para la reutilización que había en España, esta red sigue siendo insuficiente para alcanzar el objetivo de la fracción 4.
Por ello, el ámbito de la preparación para la reutilización abre ante nosotros la posibilidad de establecer un sector de actividad estratégico para el medio ambiente y la economía de nuestro país. Y además, nos ofrece la posibilidad de hacerlo de modo que fomente la inclusión de colectivos de especial sensibilidad como las personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social, tal como han demostrado numerosas iniciativas de éxito, varias de las cuales han contado con el apoyo de ECOTIC a lo largo de los últimos años.
Este cambio no puede llevarse a cabo sin la implicación y la coordinación de los poderes públicos, que deberán ser capaces de definir unas líneas claras de desarrollo del modelo, no solamente regulando y estableciendo las responsabilidades de los distintos actores, sino incentivando el desarrollo de una verdadera economía verde basada en la innovación tecnológica y la vocación social. Y para ello, deberán apoyar e impulsar el trabajo de los actores responsables para que puedan desarrollar una intensa labor de información y sensibilización sobre la importancia de un cambio de modelo, sin el cual no será posible lograr los objetivos establecidos.
Pero más allá de los aspectos normativos, es fundamental adoptar el cambio cultural necesario para consolidar un nuevo modelo. Para lograrlo, deberemos ser capaces de evolucionar desde un enfoque basado en las 3R, centrado en reducir, reutilizar y reciclar, hacia un principio Multi-R mucho más amplio. Conceptos como repensar, rediseñar, refabricar, reparar, redistribuir, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar energéticamente, deben pasar a ser los fundamentos de una estrategia global y ambiciosa encaminada a transformar los residuos en recursos y consolidar un verdadero modelo de Economía Circular. De ello depende el futuro del medio ambiente y del actual sistema productivo a nivel mundial, lo que en último extremo se traduce en el futuro último de nuestro planeta.